Hay momentos que son solo tuyos, esos que necesitas buscarte siquiera una vez a la semana para desconectar de lo de fuera y quedarte a solas contigo mismo. Esos momentos van acompañados de lugares donde nos apartamos, y nos refugiamos cuando las penas afloran o cuando simplemente quieres relajarte de la rutina que te acompaña. En invierno, al lado de la chimenea y apoyada en el sofá es donde encuentro mi rincón idóneo. El calor de la chimenea, la manta echada por encima y un buen libro hacen desaparecer todo lo malo, todo lo que me ronda la cabeza y sobre todo hace que me olvide de los problemas. Ahora en primavera es tiempo de salir, de disfrutar de los escondites de mi ciudad sevillana o simplemente tumbarse en el césped del jardín a tomar el sol.
Todos tenemos un sitio, no tiene porque ser algo específico, sino ese momento antes de irte a dormir tumbado en la cama recordando las cosas buenas que te ha brindado el día, sin olvidarnos de lo malo que aunque duela hay que valorarlo y entender que todo ocurre por algo. Solo hay que esperar, seguir "huyendo" a nuestros rincones y cuando menos lo esperes la vida te cambiará.
ipb
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