Retomo la conversación con mi compañero que se resume en contarle una cosa que me había ocurrido recientemente a lo que él escucha y opina. Pasa el rato y despotrico sobre el camarero por su tardanza en servirme. Cinco segundos más tarde tenía ya mi café servido pero no uno simple y cualquiera sino con el detalle de la nata por encima y el cacao espolvoreado.
"Que tenga un buen día" - me responde el camarero con una sonrisa.
Para todas aquellas personas desconocidas que dedican cinco minutos de su día en alegrar a los demás y conseguir sacarles una sonrisa.
Mi café.
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